martes, 28 de febrero de 2012

Con visita a Cuba, Brasil muestra su poderío en América Latina

SÃO PAULO, Brasil—La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ofreció a Cuba una cooperación económica más cercana durante una visita a la isla el martes, lo que marca la mayor apuesta hasta el momento del país sudamericano para transformar su creciente poderío económico en liderazgo diplomático en América Latina. El banco estatal de desarrollo de Brasil financia una rehabilitación de US$680 millones del puerto cubano de Mariel, un proyecto a

cargo de la firma de construcción brasileña Odebrecht, que también podría participar en la industria azucarera de Cuba, indicaron funcionarios brasileños. En los últimos años, Brasil ha desembolsado miles de millones de dólares en préstamos a países más pobres de toda América Latina, y hasta en África. “Se trata del creciente poder sutil de Brasil a escala internacional y el papel cada vez más protagónico que juega en el mundo”, indicó Matthew Taylor, un especialista en la Escuela de Servicio Internacional de la American University, en Washington. “La ayuda a Cuba realmente destaca este nuevo rol”. Muchos analistas sostienen que Brasil podría convertirse en una fuerza estabilizadora en una región conocida por la volatilidad política y económica. En Cuba, por ejemplo, Brasil podría brindar una alternativa más moderada frente al mayor benefactor económico de la empobrecida isla: el presidente venezolano Hugo Chávez. El mandatario envía unos 100.000 barriles de petróleo diarios a Cuba a cambio de servicios de médicos cubanos y otros acuerdos. Cuba, en tanto, está desesperada con conseguir salvavidas económicos. Raúl Castro ha experimentado con reformas económicas limitadas para darle un soplo de vida a una economía moribunda, donde los ciudadanos aún reciben libretas de raciones que limitan la cantidad de pan que pueden comprar al día. Aunque Estados Unidos ha sido el actor con más poder en América Latina desde hace dos siglos, expertos afirman que Washington no se opone a la campaña de Brasil por ganar influencia en la región. De hecho, creen que EE.UU. en privado tendría la esperanza de que Brasil sirva de mediador en temas que le interesan, como los derechos humanos. Sin embargo, Brasil no está en Cuba para ayudar a EE.UU. Durante la visita del martes, Rousseff criticó la existencia de la base estadounidense de Guantánamo, donde están encarcelados sospechosos de terrorismo. También criticó el embargo comercial estadounidense contra Cuba, que, afirmó, contribuye a la pobreza en la isla. Y no queda claro cuán lejos llegaría Rousseff para orientar a Cuba hacia una sociedad más democrática. La mandataria rechazó pedidos para reunirse con disidentes cubanos, y declaró que no presionará a los hermanos Castro sobre temas de derechos humanos en la isla. Esta semana, el canciller brasileño Antonio Patriota afirmó que los derechos humanos no son un tema de “emergencia” en Cuba. Hace menos de dos semanas, el prisionero político cubano Wilmar Villar murió en la cárcel luego de una huelga de hambre de 50 días. Protestaba por estar encarcelado tras haber participado en una manifestación política. Rousseff también es vista como una simpatizante del gobierno de Castro. De joven, participó en un grupo marxista en Brasil inspirado en la revolución cubana. No obstante, el hecho de que Rousseff fue encarcelada y torturada durante la dictadura militar de Brasil genera esperanzas de que sea más receptiva a los prisioneros políticos que su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, quien durante años menospreció a quienes sostenían huelgas de hambre en Cuba. Expertos dicen que el caso de la bloguera Yoani Sánchez podría dar pistas sobre cualquier cambio en la política brasileña sobre derechos humanos. Brasil le otorgó a la crítica del régimen castrista una visa para visitar ese país. Si Cuba la deja ir, dicen los analistas, podría ser en parte gracias a Rousseff. Por generaciones, Brasil buscó sin éxito una prominencia diplomática acorde con sus 190 millones de habitantes y su extenso territorio. Pero su fortuna empezó a cambiar hace casi una década cuando inició una expansión económica que sacó a millones de la pobreza y transformó el país en la sexta economía global, según algunos economistas.


Por John Lyons

Y José de Córdoba

1/2/2012

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