viernes, 7 de octubre de 2011

El nuevo orden mundial de la deuda soberana: sube Brasil, cae EE.UU.

Las otrora claramente demarcadas

fronteras en los mercados

de bonos se están borrando.

En momentos en los que la

calificación de la deuda púbica

estadounidense sigue bajo amenaza

y la crisis de la deuda europea

prosigue su curso, los inversionistas

y los diseñadores de

políticas afrontan cambios fundamentales

en los mercados globales

de deuda.

Muchos de los

denominados países

emergentes,

que habitualmente

han debido pagar tasas de interés

más altas al ser percibidos como

más riesgosos, ahora están pagando

lo mismo para financiarse que

las economías desarrolladas, y a

veces menos.

Los inversionistas parecen ver

a México y Brasil como menos

riesgosos que los países de los

que alguna vez fueron colonias:

España y Portugal.

El actual debate sobre el límite

de la deuda en Estados Unidos

ha elevado el costo de los seguros

contra una posible cesación

de pagos de los bonos del Tesoro

del país—que durante mucho

tiempo fueron considerados una

inversión exenta de riesgos— por

encima de la deuda equivalente

brasileña.

Aunque la situación es consecuencia

de las crisis que afligen

a ambos lados del Atlántico, muchos

dicen que también es parte

de una transformación más amplia

y permanente en la forma en

que los inversionistas perciben

el riesgo de la deuda pública y

la forma en que cobran por ese

riesgo.

“El cambio que hemos observado

es bastante significativo. Y

pienso que es algo que seguirá,

incluso luego de que se resuelva

este período de crisis”, dijo Mauro

Leos, encargado regional de crédito

latinoamericano de la calificadora

de riesgo Moody’s.

Como el alboroto en Washington

ha dejado en claro, ni siquiera

los valores del gobierno de EE.UU

pueden ser considerados como

completamente libres de riesgo.

Y el rescate de Grecia, que probablemente

deje pérdidas para los

inversionistas, está siendo visto

como un modelo a seguir para

otras reestructuraciones de deuda

en la región.

Esto está obligando a los inversionistas

y a los estrategas

de inversión a cambiar la forma

en que evalúan la deuda de los

países desarrollados. En vez de

limitarse a tomar en cuenta el

crecimiento y la inflación cuando

juzgan el valor de un bono de, digamos,

Italia, muchos tienen que

enfrentar por primera vez la posibilidad

de que realmente no se

les pague.

“En los mercados desarrollados,

lo que importaba era analizar

el ciclo de los negocios y en

los mercados emergentes había

que analizar la solvencia. Ahora

no es así. Ahora se trata de hacer

ambas cosas para ambos grupos

de países”, señala David Rolley,

coadministrador del fondo de

renta fija Loomis Sayles Global

Bond.

Esto podría significar que, en

última instancia, las economías

desarrolladas, incluida la de

EE.UU, podrían tener que pagar

extra por el riesgo percibido, por

mínimo que sea, de que no puedan

devolver sus préstamos.

En el mercado de seguros contra

cesaciones de pagos (conocidos

como credit default swaps o

CDS), el costo de asegurar 10 millones

de euros (US$14,4 millones)

en bonos estadounidenses durante

un año ascendió a 80.000 euros

(US$115.000) el jueves 28 de julio.

En comparación, el costo anual de

asegurar una cantidad similar de

bonos brasileños se ubicó ese día

en US$45.000.

Estos contratos para papeles

estadounidenses están denominados

en euros y a menudo operan

en Europa debido a que el dólar

presumiblemente perdería gran

parte de su valor en el improbable

escenario de que EE.UU no pagase

sus deudas.

En todo caso, no hay que perder

de vista que el mercado de estos

CDS es pequeño e ilíquido en

comparación con el de bonos. Pero

hay señales similares provenientes

de la negociación de valores.

El bono de referencia mexicano a

10 años tuvo un rendimiento de

6,74% la semana pasada, en comparación

con 6,03% del bono equivalente

español. El bono brasileño

a 10 años tuvo un rendimiento

de 12,61% en comparación con el

12,24% del portugués.

Por supuesto, puede ser engañoso

comparar rendimientos

de bonos entre países, dadas las

diferentes tasas de inflación, niveles

de crecimiento económico

y políticas de los bancos centrales.

También es demasiado pronto

para escribir el obituario de

los principales países del Grupo

de los 10, como Alemania, Francia,

EE.UU y el Reino Unido. Todos

retienen su calificación de

triple A y son ampliamente considerados

como los refugios más

seguros para los compradores de

bonos.

Las economías desarrolladas

han sobrevivido a anteriores problemas,

como la crisis bancaria

sueca de comienzos de los 90, y

algunos países emergentes—

como Venezuela y Ecuador— siguen

siendo perjudicados por ciclos

políticos volátiles y por los

altibajos en los precios de las materias

primas.

Incluso entre los países mejor

administrados, como Brasil, China

e India, el ingreso de la inversión

extranjera ha llamado la atención

entre algunos observadores experimentados

que recuerdan cómo

pasados flujos de capitales “golondrinas”

presagiaron estallidos

de burbujas.


The wall street journal
Por Matthiu Wirz
y Matt Phillips

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