jueves, 11 de marzo de 2010

Fuga de cerebro

Los preparados se marchan de Haití; censuran se hayan ido cuando más los necesita su país en ruinas
Escrito por: JONATHAN M. KATZ
PUERTO PRINCIPE. AP. Ellos eran los encargados de preservar los libros y los archivos, de entrenar a los demás o de instruirse y de reparar las computadoras. Eran las pocas personas con altos niveles educativos en Haití y la nueva generación de enfermeras, técnicos, gerentes de oficina y estudiantes universitarios. Ahora se han ido, justo cuando más los necesita su país en ruinas.
El terremoto del 12 de enero ocurrió justo antes de las 5:00 de la tarde, destruyendo edificios de oficinas y matando a muchos profesionales jóvenes que buscaban dar ese gran esfuerzo para que el país funcionara. Muchos quedaron aplastados junto a sus escritorios. “Es una generación que decidió no abandonar el país. Eligieron trabajar por el país”, dijo Dieusibon Pierre Merite, sociólogo haitiano del programa antipandillas de Naciones Unidas, que perdió a varios de sus colaboradores en el movimiento telúrico. “Esos son los que murieron”. La pérdida se agrava por la fuga de cerebros, pues la gente con la capacidad y los medios de irse abandona ahora en mayor número el país devastado, donde más de 1,2 millón de personas han perdido sus hogares.
El primer ministro Jean Max Bellerive dijo a The Associated Press que ha observado con tristeza a muchos jóvenes instruidos que abordan aviones con destino a Estados Unidos o a cualquier otro lugar. Se van porque en Haití, donde la vida era ya difícil, ahora se ha vuelto casi imposible después del terremoto. “Yo miraba sus caras. Estaban escapando de un país y no tenían intención de volver”, dijo Bellerive. “Siento amor por la gente que ha perdido a su familia... pero creo que es incluso más duro para el país ver que la gente que podría hacer mucho para reconstruir Haití se marcha de Haití”. Haití ha pasado antes por esa pérdida de talento, normalmente en épocas de turbulencia política. Muchos huyeron o murieron durante las dictaduras de Duvalier padre e hijo, entre 1957 y 1986.
La gente escapó también de las represalias bajo la junta militar del general Raoul Cedras, apoyada por Estados Unidos, a comienzos de la década de 1990, así como durante el mandato del presidente Jean Bertrand Aristide y en el caos que siguió al derrocamiento de este último en el 2004.
Pero las pérdidas ahora son mucho más significativas. La destrucción fue tan extensa e instantánea —destruyendo la capital y sus instituciones precisamente en el momento en que más necesaria era la ayuda, la guía y las nuevas ideas— que la ausencia de estas mentes extintas o fugadas se resentirá por décadas. “Esto tendrá un impacto en nuestra cultura, en el futuro de Haití”, dijo Pierre Merite, quien envió a su esposa y a sus tres hijas, de 2, 7 y 12 años, hacia Chicago, días después del sismo. Nadie sabe cuántos profesionales perecieron por el terremoto de magnitud 7. De hecho, es imposible saber con certeza cuantas personas murieron.
El gobierno estima que fueron 230.000 pero nunca ha revelado cómo llegó a ese número. En un país donde dos terceras partes de las personas en edad productiva no tenían un empleo formal antes del terremoto, y donde poca gente concluyó la educación secundaria, las pérdidas en las universidades y en los edificios de oficinas representan un duro revés.Fuga de cerebroEl primer ministro Jean Max Bellerive dijo que ve con tristeza como cada vez más jóvenes instruidos abordan aviones con destino a Estados Unidos o a cualquier otro lugar, y lo hacen porque en Haití la vida era ya difícil y ahora se ha vuelto casi imposible.

2 comentarios:

  1. Los inteligentes para US y Europa; los menos agraciados para RD, como si no tuviésemos suficientes.

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